...
Como que todo gira y da vueltas.
De sorpresa todo aterriza sobre mí.
El de aquí y el de allá y ese aquel que no tiene nada.
Cómo la abundancia de súbito puede volvernos tan pobres.
Esa luz se pierde y se transforma, cae al suelo para quebrarse y con ella iluminar eso que antes era tan luminoso como esta noche.
Agua de los ojos no es más que una fase de la luna en donde quiero terminar.
Pareciera a veces que no mantenemos nada, que somos un manojo de seres sin tiempo, sin embargo, aún cuando cruzamos el cielo podemos ver que todavía en la tierra florece una flor.
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Como que todo gira y da vueltas.
De sorpresa todo aterriza sobre mí.
El de aquí y el de allá y ese aquel que no tiene nada.
Cómo la abundancia de súbito puede volvernos tan pobres.
Esa luz se pierde y se transforma, cae al suelo para quebrarse y con ella iluminar eso que antes era tan luminoso como esta noche.
Agua de los ojos no es más que una fase de la luna en donde quiero terminar.
Pareciera a veces que no mantenemos nada, que somos un manojo de seres sin tiempo, sin embargo, aún cuando cruzamos el cielo podemos ver que todavía en la tierra florece una flor.
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1 comentario:
Esperanza, siempre florece, aunque pasen cien años de amarga sequía, de pieles ajadas bajo el inclemente sol de soledades y de invernales insomnios. Siempre florece, cual desierto florido, luego de un par de lágrimas celestiales de lo más profundo del dolor del mundo.
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